Tenía pendiente ver Alien: Romulus y le tenía
muchas ganas, porque Alien siempre ha sido una saga que me ha gustado
mucho, sobre todo en sus entregas clásicas. Y debo decir que, a mi juicio y
desde la perspectiva de un aficionado al cine más que a la crítica académica, Romulus
es la mejor película de la franquicia desde El octavo pasajero. Así lo
sentí mientras la veía. Me devolvió a los años 90, cuando conocí la cinta
original, y reviví esa sensación de suspense, claustrofobia y terror que solo
la primera entrega había logrado transmitirme. Solo por eso, Romulus ya
merece una valoración muy positiva.
Lo mejor es que no se complica ni intenta reinventar la
rueda. No busca meter “innovaciones” innecesarias ni liarse con el tipo de paja
mental que nos trajo Prometheus —que, para mí, fue un auténtico
despropósito. Aquí se opta por una fórmula sencilla: clonar el sistema que
funcionó en la cinta original, cambiando el escenario, los personajes y algunos
matices narrativos, pero respetando al máximo el espíritu de la saga. Hay
alguna referencia a las precuelas modernas, sí, algún guiño a Prometheus
o Covenant, pero en esencia esto es un homenaje puro a la era dorada de Alien.
Sí, es cierto que a medida que avanza se vuelve algo
predecible. Hay alguna sorpresa bien llevada, sobre todo hacia el final, cuando
el suspense se intensifica y el espectador no sabe cómo va a resolverse todo.
Ese último tramo me funcionó perfectamente. Volví a sentir esa angustia que
generaban los finales de Alien en sus mejores momentos.
El cambio de enfoque respecto a los personajes también se
nota. No estamos ante marines curtidos ni expertos en combate. Son personajes
más “normales”, por decirlo así, que se defienden como pueden, y eso genera un
punto de tensión distinto, más humano. Algunos tienen reacciones bastante
sorprendentes, como la propia protagonista, que pasa de un perfil más
secundario a tener un arco casi de heroína a lo Sarah Connor. Me gustó
especialmente cómo se trató aquí al sintético, con un enfoque distinto al habitual
en la saga, más contenido y bien integrado.
A nivel interpretativo, todo correcto. No es una película que exija actuaciones descomunales, pero los actores cumplen con lo que el género necesita. El ritmo en general está bien llevado, aunque tal vez le sobre algo de metraje en el segundo acto, donde el desarrollo se vuelve más lento. Imagino que la intención era recrear esa atmósfera de tensión creciente, y en mi caso, aunque noté cierta pausa, no me sacó de la historia.
En definitiva, Alien: Romulus es una muy grata
sorpresa. Recupera con acierto el tono original de la saga, se aleja de los
desvaríos recientes y nos ofrece un relato directo, bien ambientado, con
momentos realmente tensos y una criatura (o varias) que siguen funcionando como
símbolo del terror espacial. Para mí, un digno regreso al universo Alien,
y un paso más que sólido en la dirección correcta.
Nota: 8 / 10
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