Hay que joderse, resulta que la serie de Marvel por la menos daba, la que me parecía una absurdez innecesaria, la que apuntaba a ser un truño, ha acabado siendo con diferencia de lo mejor que últimamente ha hecho Marvel Studios. Y digo hay que joderse porque, no voy a ser hipócrita, pensaba que la serie iba a ser una mierda y que el único interés que me despertaba era volver a ver a Kingpin en manos del señor D´Onofrio y ver hasta donde habían cagado encima de Daredevil y demás historias, y joder, me he tenido que comer todo con patatas porque verdaderamente ese nuevo sello o marca “Marvel Spotlight” ha empezado más que dignamente y por tanto me la envaino y procedo a comentar la sorpresa para bien que me ha resultado la serie “Echo”.
El personaje me pareció una putisima mierda en Hawkeye, la serie en si misma ya era flojilla pero la introducción de Echo en la misma era el mayor de los tumores y siempre me pareció lo más forzado del universo hasta que llegó la india esa que hace de todo en What If, y claro ¿Qué me iba a imaginar? Pues bien, aquí distingo varios grandes logros o aciertos, a mi manera de ver, que condensan las muchas cosas buenas que he visto en la serie, que también tiene sus taras, pero por primera vez en mucho tiempo en un producto del UCM éstas me resultan anecdóticas.
Para empezar, se ha estrenado completa, son 5 capítulos y los han lanzado del tirón, como debe ser, yo pensaba que era porque ni ellos mismos confiaban en esto, pero ahora se lo agradezco pues ello hace que la serie se disfrute más. De forma muy inteligente, en el primer episodio han sabido conectar la historia principal y el desarrollo de este nuevo personaje con el estilo narrativo y el “mundo” que nos había presentado el Daredevil de Netflix (venga bah, y con alguna de las otras series como Jessica Jones) y además lo hace destinando unos minutos para que los que no estén familiarizados con aquella propuesta de Netflix encaucen enseguida el asunto mientras que los que sí recordamos aquello retornamos a momentos que nos hicieron vibrar entonces.
Una vez metidos en harina, desde los planos a las secuencias de acción, todo recordaba a las series de Netflix alejándose del humor casi ridículo imperante en producciones anteriores de la marca Disney; y ya dejarnos el cameo de _______ y la aparición del diablo de la noche en todo su esplendor ya en los primeros 15 minutos de metraje, porque eso le dio aun más fuerza al producto para engancharte a una trama que se desarrolla de forma realmente interesante y es que ha hecho que ahora sí vea a este personaje con buenas mimbres para formar parte de algo mayor, no como las tontas a las 3 que nos llevan presentando desde la hija de Ant – Man pasando por la discípula de Ojo de Halcón, la india metida a calzador de What If, la Black Panter, La Riri Williams y demás “wokadas feministoides”. En echo nos cuentan la historia de creación de una super heroína, que cumple, sobradamente, con los estándares de la maldita agenda 2030, pero que lo hace con sentido pues tiene un desarrollo, una lógica, una historia coherente con los orígenes que plantea y lo cuenta, todo sin meterse en profundidad en mierdas que no le importan a nadie y que dejan espacio a poder ampliar aún más esas capacidades que descubrimos es capaz de desarrollar Maya López.
Por tanto me ha gustado la historias, las dos tramas o arcos que presenta, porque son 2 básicamente; por un lado continuar directamente desde donde lo dejó la trama de la serie de Ojo de Halcón, con Wilson Fisk regresando a lo grande y haciéndonos entender la magnitud del poder y control que tiene el villano callejero por antonomasia, nada de Thanos, Kang o chungos del espacio, no, no… Kingpin y su entramado criminal, mientras que por otro lado nos van presentando sabiamente a la nueva super heroína, lo hacen además con cierto mimo, dedicando tiempo a que nos enteremos de las cosas y dándole un poquito de sentido a todo el hilo conductor.
Ambas tramas convergen con todos los personajes secundarios de forma acertada, con interpretaciones correctas entre las que destaca la de Vicent D´Onofrio, brillante, y el nivel de acción combinado con la violencia explicita que anuncia un rótulo antes de cada capítulo hacen que la serie sume puntos conforme avanza la historia. Además, me ha gustado mucho como en varias ocasiones nos mete en el papel de Maya siendo sorda, las secuencias de acción y momentos de absoluto silencio que vemos me parecen fantásticos. Mención aparte, que el nombre de “Echo” (traducido como eco) ahora cobra todo el sentido del mundo, desconozco si tiene que ver o no con los comics, pero como sea, muy bien hilado.
Además, quiero resaltar también la calidad de la intro, la secuencia de apertura de los episodios es otra avocación a las intros de las series Marvel de Netflix mezclado un poco con ese rollo “intro de James Bond” con siluetas, sombras y demás recursos que van bañados con una melodía también correcta y adecuada. Como digo, todo sorpresas postivas.
Esta serie me hace recuperar un poco la fe en que Marvel puede hacer buenos productos que no necesariamente requieran de miles de millones de euros en CGI y que se pueden hacer historias sencillas pero entretenidas. Confío, espero y deseo que el camino a seguir sea este y que ese sello “adulto” de Marvel Studios siga ofreciendo productos de calidad, como espero que haga corrigiendo el rumbo del resto de proyectos, y ahora que aquellas series de Netflix son canónicas dentro del UCM como siempre he mantenido y agradecido porque me encantaban las referencias que se hacían en ellas ¿Qué más se puede pedir? Vale, sí, Iron Fist pueden metérsela por donde la espalda pierde su nombre, pero las otras, bah, se digieren bien; pero sobre todo, traernos de vuelta a Kingpin y al gran D´Onofrio brillando con el personaje, es un gran regalo de reyes más aún si nos quedamos a ver la escena final post créditos tras el último episodio donde el propio Wilson Fisk adelante con una simple línea de guion que veremos interesantes personajes (espero) villanos de esos de la calle, de los de Spiderman, de los que nos mola… y esbirros quien sabe de donde que le ayuden a conseguir el que será su próximo objetivo en el UCM, no diré más, pero ardo en deseos de verle en el puesto que anhela desde su jet privado mientras macera como conseguirlo conforme lo ve en la televisión.
Mi nota para esta serie en su conjunto es un 8 sobre 10, no vamos a crecernos porque también tiene sus momentos que llaman “valle” y al final Maya López me mola, pero no acabo de empatizar guay con ella; pero bueno, al que diga que este personaje: mujer, de etnia minoritaria, sorda, muda y con una pierna ortopédica no es inclusión, empoderamiento y demás historias de la agenda, pero BIEN HECHO, es tonto.
Nota: 8 / 10