Will Smith ataca de nuevo con otro proyecto de esos que generan mucha expectación, más por el planteamiento y su presencia en la cinta que por la historia o trama que presenta. En esta ocasión el intérprete y productor se embarca en una cinta de ciencia ficción que deambula torpemente entre las típicas cintas de acción ochenteras más recordadas (que es lo mejor) y las propuestas futuristas de cosas como la clonación.
Claro, esto es ya un tema muy manido y hay que saber trabajarlo muy bien para conseguir sorprender, o al menos, causar interés. Y aunque la película es entretenida y Will Smith consigue levantar la trama gracias a su innegable carisma, no alcanza a ser un producto completo que consiga darte ese vuelco final que las grandes cintas del género sí consiguen.
El argumento nos sitúa en la piel Henry Brogan (Will Smith), un asesino a sueldo que llegado a un punto en su vida decide dejar su trabajo. Esta decisión no será sencilla ya que tendrá que enfrentarse a sus antiguos jefes y a un arma terrible a su imagen y semejanza, pero mucho más joven.
A partir de ahí se abre el abanico de opciones de toda cinta de acción que se precie y veremos el desesperado enfrentamiento de un Will Smith ya ajado por el tiempo contra su yo más joven, creado de forma completamente digital y que da el pego muchísimo, en este aspecto quizá sea uno de los mejores efectos especiales que he visto o digitalización de un actor para plasmarlo en pantalla mucho más joven.
Como sea, me sorprende que un director como Ang Lee, responsable de cosas como Tigre y Dragón o La vida de Pi, no haya sabido enfocar mejor una cinta que se queda en mero entretenimiento, otra opción más en el abarrotado mundo de la ciencia ficción/acción pero que pasará sin pena ni gloria por el colectivo de los espectadores. Bueno ¿Y que digo de Ang Lee? Si es también responsable de aberraciones como el Hulk de Erik Bana…
Nota: 6.5