Crítica de John Wick 4

Con un poco de retraso, pero al fin he podido disfrutar de la cuarta entrega de John Wick. ¿Quién podía imaginar hace unos años que esta saga se convertiría en un autentico fenómeno y referente de la acción devolviendo el esplendor perdido a Keanu Reeves allá por 2014? Recordemos que la primera entrega ni siquiera llegó a estrenarse en cines, pero eso no impidió que rápidamente se hiciera un éxito increíble que nos conduce directamente hasta la actualidad. Con cada nueva entrega, la saga alcanzaba una cota mayor de acción y espectacularidad, parejo todo ello también al éxito de cada una, y con esta cuarta película se consigue lo que parecía casi imposible en el género, superar la anterior cinta que ya resultaba espectacular. 

Esta nueva entrega continua explorando el universo que, poco a poco, y creo que de forma casi inesperada, se ha ido presentando en cada libreto no llegando nunca a conocer hasta donde llegan los tentáculos de esa especie de organización mundial y todo su complejo y entramado sistema; lo hace repitiendo el esquema de la tercera cinta, que tan bien funcionó, pero exagerándolo aún más y alcanzando más de dos horas de acción ininterrumpida, todo el rato pasan cosas, a cada cual más loca que la anterior y es imposible aburrirse.

Sin entrar a destacar interpretación alguna, pues no es lo que prima en este tipo de filme, todos los actores están a la altura de los auténticos protagonistas y artífices del éxito de esta saga que son los “stuntman” o “especialistas de cine”, que con sus trabajadas coreografías y sus excelentes secuencias de batalla, sin cámara fija y con constantes guiños y alusiones a sagas típicas de acción del cine como James Bond o Misión Imposible, o a clásicos inolvidables como las cintas de Bruce Lee,  consiguen mostrar en pantalla un auténtico espectáculo visual, exagerado pero con cierto toque realista y un poco fantástico, esto es algo muy difícil de conseguir y que hacía mucho tiempo que yo personalmente no sentía en una sala de cine.

Tanto tiempo que habría que remontarse a los 90, ya no digo los 80 porque era un crio, pero sí cuando he tenido la ocasión de ver en pantalla grande algún clásico de esa década, para sentir esa sensación que me produjo el disfrutar de John Wick 4 en la gran pantalla. Esta cinta es el claro ejemplo que es posible hacer películas de acción sin complicaciones, sin necesidad de costosos efectos especiales y con solamente la inteligencia y creatividad de gente que sabe y es que todo el metraje está llevado a cabo por especialistas, así como la dirección y esto no es una tontería.

La trama es muy simple, muy sencilla, y no tiene ninguna pretensión, no hay nada sorpresivo que no hayamos visto ya y sencillamente se limita a continuar la historia donde acabó la tercera parte, con algún regreso sorpresa y desarrollando un argumento y una acción que va de menos a más, pero presentada con una impresionante secuencia de acción para dar el pistoletazo de salida a un sinfín de secuencias frenéticas que han ingeniado los guionistas Shay Hatten y Michael Finch.

A los más puretillas, cinematográficamente hablando, este tipo de películas nos hacen viajar a una época en la que cine era eso, puro entretenimiento, la era de los duros de la acción donde cualquier cosa era posible sin necesidad de tener super poderes, capa o trajes de super héroes, y encontrar eso en una sala de cine en la actualidad es tremendamente complicado, sin contar que en esta película ni agenda, ni pollas, por fin un poco de libertad de esa matraca constante de la inclusión forzada, la agenda, el feminismo…. Que descanso poder disfrutar de una película sin tener que comerte a calzador las mierdas de nuevo orden mundial que lenta, pero inexorablemente se va haciendo con el dominio total y absoluto ante la pasividad de la gente que, como ganao bobino, balamos sin rechistar.

En definitiva, una película impresionante, la mejor seguramente de toda la saga, una cinta para disfrutar sin más, para entrar en la sala y alucinar con un balagar de secuencias de acción sin fin que concluyen con un clímax que, tal vez, sea lo único que no me acabó de convencer, que no por ello gustar, pero ahí nos metemos en gustos personales y es que yo soy más de otro tipo de finales.

Nota: 9.5 / 10