Tras unas semanas sin ir al cine, regrese recientemente a las salas
para disfrutar de una buena cinta, en esta ocasión toca una de animación
porque al igual que el verano pasado, la siempre eficaz Pixar Studios
estrenó un nuevo título, Toy Story 3.
La verdad es que la película ha estado a la altura de las últimas y
magistrales cintas de Pixar pese a ser la tercera entrega de una saga
veterana. La película nos sitúa once años después de la segunda, Andy ha
crecido y se prepara para irse a la universidad de manera que los
juguetes ven con cierta incertidumbre su futuro, ya solamente quedan
principales de la pandilla y se preparan para ser relegados al desván
donde esperarán ansiosos a que los hijos de Andy u otros niños jueguen
con ellos. Pero Andy decide llevarse consigo a su favorito, el sheriff
Woody.
Un fatídico despiste del joven provoca que su madre regale los
juguetes a una guardería cercana a modo de donación, un lugar que parece
ser el sueño de todo juguete y en el cual parecen estar felices y
perdurar para siempre. Lo que no se esperaban es encontrarse con unos
juguetes veteranos que poseen una completa e intrincada red mafiosa que
hace la vida la vida imposible a los juguetes que llegan nuevos. A
partir de aquí la misión de Buzz y sus compañeros es escapar de la
guardería y regresar de nuevo a la casa de Andy, pero no será fácil; un
enorme muñeco de bebe, un oso malvado y una serie de peculiares juguetes
se encargarán de poner las cosas difíciles.
La película es realmente buena, en mi opinión es superior a la
segunda entrega aunque no consigue la magia de la primera. El hilo
argumental es dinámico y el desarrollo fluido dando verdadera
importancia a los sentimientos y personalidades de cada personaje, hay
momentos en los que llegas a olvidar que son juguetes y te sumerges en
una autentica aventura llena de emoción.
Destaco la entrada de la cinta, una secuencia a la altura de
cualquier saga de ciencia ficción en la que nos muestran como se imagina
Andy las aventuras que viven sus juguetes. Como si fuera una película
de James Bond o de superhéroes, vamos viendo aparecer a cada uno de los
personajes inventados por Andy viviendo la misma aventura que en la
primera entrega nos contaba el niño, ya sabéis, el sheriff Woody ha de
vencer al malvado villano “señor patata” y sus múltiples secuaces como
el general chuleta de cerdo, los monos de plástico destructores, el
perro con campo de fuerza o los extraterrestres perversos. Todo con la
ayuda del genial Buzz Lightyear, la vaquera Jessy y su caballo Perdigón.
Estos diez minutos de metraje son realmente apasionantes y rinden
merecido homenaje a los fans que en 1995 quedamos asombrados con los
juguetes y sus aventuras. A continuación, una vez finaliza esta
secuencia que te hace dudar si estas viendo una película de acción o una
secuela de Toy Story, comienza la canción clásica “hay un amigo en mi” y
se nos muestra al joven Andy inventando esta historia que minutos atrás
acabamos de ver. De forma magistral (como ya ocurrió con Up), nos
narran el crecimiento y etapas de la vida de Andy hasta que se hace
mayor así como las argucias y planes de los juguetes por llamar la
atención de su dueño para que juegue con ellos.
Cada una de las escenas de la película es sencillamente una delicia,
el guión me parece excelente y cierra perfectamente la saga, esta
cargado de chistes, homenajes y sentimiento. Quizás la película sea
disfrutada el doble por aquellos que han visto las primeras ya que
contiene una alta carga emocional y una elevada evolución de cada
personaje.
Si tuviese que destacar alguna de las nuevas incorporaciones seria
sin duda el mono vigilante, el teléfono parlante y el asombrosamente
perverso oso Lotso. Unos grandes personajes para una enorme película que
toca la fibra sensible y hace derramar alguna lagrimita a la par que
provoca carcajadas. Es una película para visionar varias veces ante la
infinidad de gags, parodias y guiños, pero sobre todo por la complejidad
y profundidad del guión que contiene muchos detalles dignos de
análisis. Los más pequeños disfrutarán seguro pero los mayores lo harán
el doble porque puedo asegurar que no se trata de una película infantil.
Ya ha sucedido con las últimas cintas de Pixar, Wall-e es una de las mejores películas de animación que he visto en toda mi vida, Up
es sencillamente una obra maestra y Toy Story 3 se desmarca como una
secuela que en apariencia poco más podía ofrecernos y que una vez estás
en el cine te mantiene pegado a la butaca por las originales secuencias y
el gran espectáculo visual que ofrece. Recomiendo que todos acudan a
ver esta película porque saldrán satisfechos y que presten atención a
las escenas que se suceden en el vertedero, las secuencias entre Barbie y
el Ken de los años 80, las desternillantes situaciones del Buzz
Lightyear andaluz y los últimos minutos de metraje que son sublimes con
un mensaje de fondo impresionante y con una emotividad que solamente
Disney-Pixar puede ofrecer.
La verdad es que toda la película es una delicia y merece la pena
disfrutarla en pantalla grande. Pixar lo ha vuelto a conseguir, parecía
imposible pero una vez más nos ha demostrado de lo que es capaz esta
compañía (atención al maravilloso corto inicial que nos ofrecen), muchas
felicidades por el éxito y gracias por hacernos disfrutar a todos con
producciones así.
Nota: 9