Ayer sábado fui a cine para ver la película Tomorrowland, la nueva apuesta de ciencia ficción de la factoría Disney que al parecer se ha llevado un importante chasco en taquilla y que a todas luces parece destinada a pasar con más pena que gloria por las salas de cine como ya sucediera con otros títulos de remarcada similitud como fueron City of Ember o El juego de Ender. A priori puedo deciros que la película a mí no me disgustó, hay que verla en el contexto apropiado, si bien es cierto que deja mucho que desear en bastantes aspectos, pero es algo que no se le puede reprochar pretendiendo ser lo que es, una película claramente infantil destinada a ese público que últimamente Disney ha apartado ante la apuesta en firme de los productos Marvel o Star Wars.
Sin embargo, igual que digo que es una cinta infantil, hay mucho que comentar y analizar de la cinta… Aciertos y errores que han provocado continuas subidas y bajadas en el desarrollo de una historia ya de por sí un tanto angosta pero simplificada. Es indudable que Brad Bird, director de la cinta, es un cineasta notable y buena cuenta de ello nos lo dan películas como Los Increíbles, donde en terreno de animación se mueve como un pez en el agua o en títulos como Misión Imposible: Protocolo fantasma; y en esta cinta no hay una excepción a la calidad fílmica del director, hay secuencias bellísimas y muy rodadas con ciertos matices en los personajes que denotan una clara intervención de un director como Brad Bird en el filme… pero no acaba de culminar como otras entregas.
Posiblemente esta película hubiese funcionado mejor en formato animación, lo pide a gritos en muchas escenas, y también posiblemente parte de ese fracaso comercial que está teniendo tenga su origen en la campaña promocional pues los trailers parecen vender otra cosa, una cinta enfocada más a un camino hacia la ciencia ficción pura y dura, cuando para nada es así. Pero vayamos por partes.
Para empezar no se puede negar que es una cinta sobradamente infantil, destinada potencialmente a un público joven y pensada para toda familia, es una cinta Disney pura y dura, por tanto una película familiar que no pretende ni mucho menos tener una complejidad narrativa enorme y que busca que los más pequeños se sorprendan. Quizá la mayor sorpresa sea encontrar a un actor como George Clooney en un proyecto así, a mí verdaderamente me ha llamado mucho la atención porque… no sé, no me pega, no acabo de encajarlo (aunque no lo hace mal el hombre) pero claro… sorprende.
El guion ya deja entrever alguna laguna, está escrito en buena parte por Damon Lindelof, responsable de la serie Perdidos, y me llamó poderosamente la atención contemplar como en toda la primera parte de la película se muestra una cinta y un desarrollo tremendamente infantil que nos evoca al recuerdo placentero de algunos clásicos de aventuras ochenteros dejando una sensación de que lo que está por venir será impresionante y asombroso, ese lugar maravilloso donde solo algunos pueden llegar, lleno de misterios y bla, bla, bla… y es a mi entender donde más empieza a flojear la cinta, justo en su mitad, justo cuando comienza a ponerse interesante es cuando empieza a desinflarse y lo que en un principio era algo tremendamente infantil, se acaba transformando en algo con ambiente infantil pero ojo, muy complejo y algo confuso de entender precisamente para ese público joven.
No se, me dio la sensación de la que película se queda a medio camino entre género de aventuras, infantil, ciencia ficción y buenas intenciones que pese a tener un acabado correcto no me termina de satisfacer y es un poco frustrante porque la cinta es muy larga y buena parte de ella, por no decir la mayor parte, podría perfectamente haberla rubricado Steven Spielberg en su época de esplendor, porque de verdad parece que viajas a los ochenta y principios de los noventa con aquellas películas maravillosas pero con la calidad técnica que los efectos especiales nos permiten hoy en día.
Al margen de todo esto, repito que la película es entretenida y hay que verla en el contexto apropiado. En una historia principalmente protagonizada por niños en donde una adolescente con grandes dotes científicas se une a un antiguo niño prodigio inventor para llegar a un mundo enigmático y futurista ubicado en algún lugar del tiempo y el espacio en la memoria colectiva de la gente, un lugar que recibe el nombre de Tomorrowland. A partir de aquí, diálogos sencillos, desarrollo un tanto lento pero entretenido y una alta dosis de humor.
Interpretativamente hablando no hay nada malo que decir, quizás Clooney parece un poco descolocado, o bajo mi percepción no pega, pero acaba cumpliendo y luego su compañera de aventuras, la actriz Britt Robertson, lo hace muy buen y demuestra que tiene un prometedor futuro interpretativo en papeles un poco más complejos. Yo destacaría a la joven Raffey Cassidy, que me ha encantado, ya no solo porque lo ha hecho muy bien en su papel sino porque es de esas actrices tan peculiares, con una cara tan curiosa y tan simpática, que ya destaca por sobre todos los demás y que desde luego bien podría ser la protagonista absoluta.
En definitiva, es una película que recomiendo a toda la familia, una cinta para niños, una cinta entretenida para ver en su contexto apropiado, con mucho jugo que extraer sobre las posibilidades que podría haber tenido un desarrollo más complejo de su argumento pero que no disgustará a ese público al que va dirigida. Si bien el fracaso comercial está siendo muy duro en Estados Unidos, puede que en Europa funcione algo mejor y posiblemente en merchandising y en su formato domestico todavía más; pero el hecho es que Disney ha decidido cancelar la tercera entrega de Tron y parece más animada a continuar explotando el terreno de la animación y sobre todo en las grandes franquicias que le están reportando enormes beneficios como son los personajes Marvel o Star Wars.
Lo dicho, película entretenida, dirigida por Brad Bird pero que muchos creerán que está dirigida por Spielberg, porque de verdad, tiene un aire ochentero muy elevado. No me arrepiento de haberla visto.
Nota: 7.5