Crítica de Transformers 4: La era de la extinción

Por fin llegó a los cines la cuarta entrega de la franquicia Transformers, nuevamente rubricada por el señor absoluto de las explosiones y el estruendo Michael Bay. Bajo el nombre de “La Era de la Extinción”, aparece este largo filme de casi 3 horas de duración, que sirve de reinicio a la saga abriendo el horizonte a unas taquilleras y aseguradas secuelas a la par que actúa de secuela de los acontecimientos de entregas anteriores ubicando la acción 5 años después de lo sucedido en Transformers 3: El Lado oscuro de la Luna.
A estas alturas, ni que decir tiene que las películas de Michael Bay, y más concretamente la saga de Transformers, hay que ir a verlas al cine con la mente puesta en el contexto de la cinta; es decir, buscar en una película de Michael Bay un guion asombroso, un inesperado giro argumental de Oscar, o tal vez una sub trama dramática con carga sentimental e interpretativa que eleve a los actores al culmen de la interpretación, es como esperar ir a ver una película de Saw sin sangre… Hay que cambiar el chip y juzgar la película en el contexto que se ubica, es una cinta de Michael Bay, es una cinta de Transformers y es una cinta palomitera. A partir de aquí, el análisis debe hacerse desde la postura que engloba al género cinematográfico al que pertenece para poder ser justos con ella.
La película no es mala, sin duda es todo un despliegue de acción y efectos especiales a la altura de la saga y por supuesto a la altura del director; pero desde luego de todas las cintas protagonizadas por estos famosos juguetes de Hasbro, es quizás la más detonadora, impactante, saturante y explosiva de todas lo cual a priori parece ser un aliciente, pero como todo en esta vida… los excesos no son buenos, y en este caso, las 3 anteriores son mejores. Es curioso cómo siendo más impresionante que aquellas, acabe por agotarte, y la causa se debe a varios factores que comentaré a continuación y es que esta película merece un análisis más profundo y una crítica cimentada en el marco de películas a las que pertenece.
Transformers: La Era de la Extinción tiene varios puntos fuertes, y también una serie de aspectos negativos que en mi opinión hacen mermar el conjunto del metraje y son los causantes de esa sobre saturación. En primer lugar, vamos a comentar el guión; y sí, es cierto, estamos todos de acuerdo en que no se llevará un Oscar al mejor guion original, pero como toda historia tiene un marco argumental que, bueno o malo, tiene que seguir para que la historia en conjunto se sostenga y preciosamente guion en este caso, le sobra.
Para empezar plantea de base un argumento simple, como las anteriores, y es lo más esperable. Ya sabéis, robots buenos muy buenos que tienen que luchar en inferioridad para proteger a unos humanos malos, muy malos, de otros robots más malos aún que tienen mayor poder y superioridad numérica y que encima en este caso concreto, esos humanos a los que defienden los chichos de Optimus Prime, también van en caza y captura de sus protectores. Vale, pues esa premisa todos nos la esperábamos y es la simplicidad propia de estas producciones, tampoco se le puede pedir más. En esa línea, se mantiene más o menos al nivel de las anteriores cintas.
Pero claro, el problema llega cuando esa simpleza, ese guion “mediocre” pero aceptado, se va convirtiendo en una compleja maraña de sub tramas que, si bien se presentan atractivas y dan profundidad argumental, acaban siendo demasiadas, muy intrincadas y sobre saturadas de acción. Por un lado está la trama de los humanos que nos presenta nuevamente un personaje fracasado, es en esta ocasión un inventor mediocre, viudo, con una hija adolescente fruto de una relación siendo él también adolescente, que no tiene ni un duro, y que encima guarda una inmensa sobre protección para con su hija. La muchacha tiene su novio, mayor que ella, que papa no acepta y dale vueltas perico al torno… Es decir, por un lado está esa trama que hay que meterla porque sino no hay razón para meter humanos en esta película.
Por otro lado, está la trama del complot entre unos Transformers espaciales, que no me digáis porqué, colaboran con una sociedad gubernamental ultra secreta en la caza y captura de Autobots y Decepticons a partes iguales. En esta trama además, se incorporan los elementos de humanos muy cabrones que conspiran constantemente para sacar su beneficio explotando la vida, inteligencia y tecnología de los Transformers y la redención o arrepentimiento de alguno de esos humanos que, al darse cuenta de su error, se une a la causa de los buenos.
Por otra parte tenemos la trama entre Autobots y Decepticons, ahora una empresa privada, colaboradora en la sombra con la trama descrita en el párrafo anterior, ha descubierto la manera de fabricar sus propios Transformers para dar caza a otros Transformers y encima controlarlos y venderlos al ejército. Claro, luego los retazos de Megatron y demás historias aparecen salpimentando la historia para complicar aún más la cosa.
Pero aún quedan más cosas, resulta que además hay otra trama en la que alguien superior, muy por encima de Autobots y Decepticons tiene un plan mucho mayor y más ambicioso presentando unos Transformers espaciales muy chungos liderado por un ser mucho más chungo que trabaja para vaya usted a saber quién y que persigue a Optimus Prime. Pues bien, ahora mezclemos todos esos hilos argumentales y añadámosle la caza indiscriminada de los humanos malotes a los buenazos de los Autobots… Pues el resultado en manos de Michael Bay, imaginad lo que puede ser… Pues eso, tres horas de frenesí que acaban colapsando el cerebro del espectador.
Vamos a ver, presentas dos tramas con humanos de protagonistas y luego otras dos donde los robots son los principales y encima pones no uno, sino dos villanazos con su propia historia que darían cada uno para una película propia; pues claro, le metes ahora las explosiones, las persecuciones y las secuencias de acción tratando de unir todas esas historias con un guion que las conecte en tres horas de metraje y sale esta súper producción entretenida donde las haya pero que, increíblemente, satura. 
Es tal el despliegue de acción y secuencias frenéticas, que cuesta poder mantener el ritmo tanto tiempo entre tanto efecto especial, ojo, un efecto especial que cada vez es más conseguido e impresionante, ahora los robots parecen más reales que nunca y se aprecian todos los detalles a la perfección, la tecnología ha avanzado de forma increíble y el resultado es obvio. Sin lugar a dudas es la película de Michael Bay en la más se deja llevar el director para desatar a lo grande lo que más sabe hacer… acción sin límites, explosiones, macarradas, persecuciones y escenas llevadas al paroxismo y a la exageración absoluta. Puro espectáculo, pura pirotecnia y el fallo incompresible de hacer que toda la parte central del film desarrolle una… que digo una, varias secuencias de acción impresionantes que lucen mucho más que el clímax de la cinta.
Y ese es uno de los defectos de la película, al margen de la excesiva duración para contar ese batiburrillo de tramas que yo habría dividido en varias películas, hay que sumar el hecho de que toda la secuencia final (y es una secuencia larga a rabiar), sea menos impactante que muchas de las secuencias de acción de la película. Claro, es lo que tiene meter tanto, que te arriesgas a que lo mejor lo muestres al principio y te quedes con un final algo más flojo, que, mucho cuidadito, tiene unos momentos impresionantes y épicos que no voy a desvelar pero que desde luego hacen las delicias de los fans de Optimus Prime, y sino a los Dinobots me remito, tela marinera.
Claro, tanto despliegue y tanta espectacularidad son arropadas por una fotografía y unos planos generales bellísimos donde queda claro que Michael Bay y su equipo son unos maestros del decorado y del rodaje de secuencias de acción. Las hay preciosas, cuidades, suaves, corales, con unos planos aéreos impresionantes… Nada malo que decir al respecto, chapó. Pero de la misma manera que alago ese trabajo de fotografía y rodaje en la acción, tengo que criticar la recurrencia del director a explotar fórmulas de trabajo que, por otro lado, son seña de identidad del señor de las explosiones en el cine. Me refiero sobre todo a esos planos picados, contrapicados y aéreos para mostrar en todo su esplendor a la chica de turno, o su culo, una impresionante e indescriptible Nicola Peltz que será desde ahora mismo la emperatriz de los shorts. Tu sí que sabes Bay jejeje.
Otra de las recurrencias de Michael Bay es caer constantemente en la inferioridad de los Autobots, saca muy pocos Autobots y muchos malos malotes… Además, en esta película, pese a que se trate de una nueva saga, se huye un poco de las anteriores y eso no queda bien sobre todo con Optimus y Bumblebee, los únicos que repiten en el bando de los buenos, cuya personalidad ha cambiado notablemente desde las entregas anteriores y se les ha querido dar un aire mucho más… digamos oscuro, no, no sería lo correcto… Más bien un aire más “duro”, muy alejado de lo que conocimos aunque tratando de mantener la esencia.
Y luego estaría el problema del reparto humano, ya he comentado un poco su trama y sesgadamente de que pie cojea cada protagonista; pero falta hablar de una cosa importante, y es si les pega o no el papel. Desde luego Mark Wahlberg no puede hacer el papel de paria que presenta el guion de esta película para el protagonista, es un mazacote cuadrado que pega más de militar pero que a la hora de interactuar con el croma (ya sabéis, al hablar con Optimus tiene que mirar a una manta verde), se pierde más que Mariano Rajoy en una oficina del Inem. No llega a conectar y empatizar con los robots y por ende, mucho menos con el espectador.
Al margen de eso, ponerle a esa mujer al lado y decir que es su hija, queda más ridículo que Chiquito de la Calzada como gerente del Rich; parecen pareja, decir que ese pivon tiene 17 años y que su papi es Marc Wahlberg que a su lado parece su hermano, es absurdo y le resta credibilidad. Si luego encima, el tercer personaje humano en discordia es el novio de la muchacha, y es más soso que una sopa sin sal, apaga y vámonos. Ese es otro de los problemas de la película, los humanos sobran enormemente y no están a la altura como sí lo estaba Shia LaBeuf y compañía.
Y aquellos lo estaban porque aportaban un humor que aliviaba bastante bien la carga de acción de la cinta, y esos detalles cómicos se dejan en este caso a un lado haciendo que la presencia de Whlberg y compañía sea una mera comparsa totalmente desechable. Y no me paro a hablar de los segundones que llegan en el segundo acto del film, metidos a calzador de forma absoluta y tratando de dar pequeños chispazos y giros cómicos que no llegan a donde deberían y es que Stanley Tucci no es John Turturro.
Todos los aspectos negativos que he comentado quedan ocultos gracias a la acción y a la espectacularidad de la película, es que lo oculta todo porque lo absorbe todo. Cada explosión, cada persecución, cada disparo, cada secuencia de acción consume cada minuto de metraje relegando la historia o historias principales a un segundo plano. Es lo que tiene Michael Bay, que sus películas molan, te divierten, y cuando sales del cine la sensación no es desagradable, es como cuando pagas por ir a un circo o a un espectáculo, te gusta más o menos pero te diviertes y el que diga que no, miente como un Decepticon.
Por supuesto, aspecto muy importante y bellísimo de las anteriores entregas, la banda sonora. En este caso repite Steve Jablosky pero, incomprensiblemente, ocultado y eclipsado por un horroroso e inaguantable tema pop rock al más puro estilo Back Street Boys, que no sé qué diablos hace incrustado en la película. Apenas 5 o 10 minutos del tema magistral de Jablosky en 3 horas de película y un montón de tiempo para una canción que de verdad os lo digo, me sacaba de la película… ¿Cómo se puede hacer tal sacrilegio? ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Fran Perea en Terminator o Melendi en Starship Troopers? Menos mal que al menos, hay algún momento de Jablosky, pero vamos que se me ponían los pelos de punta en las anteriores con cada aparición de Optimus y en esta es como si se fuera a poner a bailar, además un tema de estos romanticoides a lo Smallville que pega menos que Homer Simpson en David el Gnomo, una catástrofe para los oídos.
Con todo esto que os he dicho, que en apariencia parece ser muy negativo, os repito que Michael Bay lo oculta y en esta ocasión es gracias a sus macarradas y secuencias que se salve la película, porque el resto es decepcionante no, lo siguiente. Aun así, la recomiendo porque es entretenimiento puro, pero siempre acudiendo al cine con una idea muy clara de querer desconectar, plantarse con un cajón de palomitas bien gordo delante, y disfrutar al máximo de cada momento de acción. Y si, es larga, muy larga, más que la infancia de Bart Simpson, hay que tener el cerebro preparado para digerir tantas explosiones y tanto efecto especial. Si sois valientes, verla en 3D, sinceramente creo que merecerá la pena en algunas secuencias, y si sobrevivís a esas 3 horas de estímulos visuales, me lo contáis.
En definitiva, buena película para disfrutar y pasar un buen rato, no vayáis a buscar una película que os haga pensar ni un guion intrincando, id solo a disfrutar y si lo hacéis así, os aseguro que la gozaréis, porque el espectáculo lo vale. El día que Michael Bay consiga unir ese espectáculo y buen hacer con un guion sólido y potente, se convertirá en mi dios.

Nota: 7,5